dimecres, 21 de novembre del 2012

EL VIAJE DE KALILU


 En los últimos meses mucha gente ha muerto en el estrecho, otros están atrapados en Marruecos malviviendo en los alrededores de Nador y Oujda y otros muchos se han quedado por el camino - muertos en el desierto, chantajeados por las mafias etc.-. Hace unos años escribí este artículo que no llegué a publicar en Público. Lo publico ahora en mi blog. Es mi pequeño granito de arena para que no nos olvidemos de toda esta gente.



Que la felicidad nunca puede ser completa es una lección elemental que cualquier persona descubre en algún momento de su existencia. No es necesario haber vivido grandes experiencias para darse cuenta de ello. En cambio, que la infelicidad tampoco puede serlo, lo descubrí leyendo a Primo Levi en su libro Si esto es un hombre.
Paso a explicarles el por qué de esta reflexión.
            Recientemente, he tenido la oportunidad de compartir mesa con Kalilu Jammeh. Él presentaba su libro, El viaje de Kalilu. Cuando llegar al paraíso es un infierno.De Gambia a España: 17345 Km en 18 meses, y yo debía hablar, a continuación, de la afectación psíquica que puede generar un proceso migratorio penoso.
Me sentí ridículo. Yo no podía añadir nada a lo que él nos estaba contando y, en caso de poder hacerlo, no tenía la certeza de poder expresarme bien. Temía emocionarme y tener que interrumpir mi intervención. Finalmente mi charla fue más corta de lo previsto y yo no, pero otra persona, la encargada de coordinar el acto, soltó las lágrimas que todos los asistentes al acto habíamos estado reprimiendo. Alguien sensato debía de hacerlo. Era tan doloroso lo que escuchar todo lo que nos explicaba que alguien debía de autorizarnos a parar y descargar la pena que sentíamos.
            Nos describió lo que él denomina un holocausto ignorado. El viaje que emprenden muchos africanos para llegar a Europa.  Nos hizo saber que solamente un 5% de los que se lo proponen llegan a su destino. El resto muere de hambre, son asesinados o se quedan por el camino. Pero ni el libro ni su presentación se quedan en las frías cifras. También nos contó hechos concretos: en Algeria lo detuvieron, pasó meses en cárceles infrahumanas y cuando lo dejaron en libertad, fue para llevarlo al desierto y abandonarlo allí a él y a otros muchos sin agua y sin comida. Es decir, pretendían matarlos. Al fin y al cabo se estaban quitando un problema de encima y le estaban ahorrando otro a la vieja Europa, cansada ya de tanto inmigrante. Él pudo salvarse gracias al dinero que guardaba con mucho celo y que le sirvió para pagar a un Tuareg para que lo salvara. (ya ven, allí donde haya miseria, florecen nuevos negocios). Otros no tuvieron tanta suerte. Vio morir a mucha gente y se encontró con  esqueletos y restos de cadáveres durante todo el camino, especialmente en Argelia y el Sáhara.
 Podría seguir relatando un sinfín de crueldades que a uno le hacen pensar si este es el mundo en el que queremos habitar, pero dejémoslo en que detrás de muchas de estas personas que llamamos inmigrantes hay un historia repleta de experiencias terribles. Sed, hambre, ahogos, enfermedades, puñaladas, robos, arbitrariedades, policías delincuentes, estados asesinos, mafiosos inhumanos etc.
            Me conmovió especialmente el agradecimiento con el que hablaba de la guardia civil de Lanzarote. Después de 18 meses de travesía (que fue lo que duró el viaje que, según los mafiosos a los que pagaron, debía de transcurrir en 15 días), los agentes de este cuerpo fueron los primeros que los trataron como a personas.
            La lección que extraje del libro de Primo Levi, me ayudó  a hacer más tolerable los sentimientos que iba experimentando. El  libro de Kalilu,  que se gestó como proyecto ya en la misma travesía para  explicar a toda la gente que lo quisiera leer la historia de tantos africanos que cometieron el error de soñar con un futuro, fue un motivo para no sucumbir a tanta infelicidad. Alguien tenía que explicar e intentar hacer justicia a los muertos que se encontró en el desierto y a los que iba dejando por el camino
            No hacía mucho había leído también la  excelente primera novela de Uzodinma Iweala, Bestias sin Patria, en la que se narra en primera persona la historia de Agu. Un niño listo que, empujado por las terribles circunstancias, se ve convertido en un niño soldado. Un relato de una violencia atroz que el autor empezó a concebir después de haberse encontrado en el Newsweek con la foto de un niño negro de brazos flacuchos que parecía mirar al mundo acusándolo de haberlo abandonado y al mismo tiempo suplicando el perdón. El pie de esta foto decía que había sido un niño soldado.
            Exactamente esto, un reproche por haber sido abandonado y una súplica de perdón por no haber podido salvar al resto de personas que viajaban con él, fue lo que me pareció ver en la expresión de Kalilu.    
            Comprendre cansa. Però mai no tant/  perquè no pugui ser l’últim refugi (comprender cansa, pero nunca tanto/ como para que no pueda ser el último refugio). Estos versos de Joan Margarit también acudieron a mi rescate y me animaban a escucharlo con atención.
Quizás nos parezca mejor cerrar los ojos y los oídos y seguir viviendo en nuestra burbuja europea (un narcótico muy potente) y pensar que vivimos en el mejor de los mundos y que los otros (los inmigrantes) deben de integrarse en nuestra sociedad sin hacer demasiado ruido y callando sus miserias para no devolvernos una imagen demasiado cruel de nosotros mismos. Quizás sí. Pero permítanme discrepar. Tenemos la obligación de saber en qué mundo habitamos. Porque, no nos engañemos, algo tenemos que ver con el sufrimiento de estas personas.
            Incluso para los que tengan la tendencia de pensar que la responsabilidad siempre está en un lugar muy lejano y que la miseria es debida a la corrupción de los otros, y que la mentira es responsabilidad de las mafias, formadas por unas almas crueles que nada saben de sentimientos, que las guerras en África son por cuestiones tribales que convierten a los africanos en lo que alguien denominó gente de machete fácil, cada vez les será más difícil mirar a otra parte. Kalilu y otros tantos están empeñados en no callar.
 

1 comentari:

  1. Benvolgut Sr. El Kadaoui.

    Salam aleikun, bon dia. Em dic Jesús Espinoza. Ahir vaig poder acudir al debat "Quina Catalunya Volem?" a seu d'Òmnium Cultural, m'agradaria felicitar-lo per la seva intervenció.

    Especialment vaig trobar interessant el que va dir sobre el biaix dialògic existent entre païssos d'origen i païssos d'arribada de la inmigració. També em va semblar digne de prendre nota la seva categorització en tres discursos de les politiques d'inmigració (assimilacionista, utilitarista i integrador).

    Resulta que, precissament, estic fent un treball sobre el conflicte d'identitats en els inmigrants magrebins i li voldria demanar si em poguès recomanar algún document al respecte d'aquests dos punts que vosté va assenyalar. Li estaria molt agraït.

    Si és tan amable, doni'm alguna referència de llibre o article seu o d'altri. El meu correu és jeerspivera@hotmail.com

    Moltissimes gràcies per adavantat.

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